martes, 27 de diciembre de 2011

Verano, té frío.

No necesariamente porque hace calor hay que dejar de tomar el té caliente, pero viviendo acá en Buenos Aires, el té frío puede ayudarnos a que el golpe no sea tan exagerado.

Básicamente hay 2 maneras de hacer te frío:
La más tradicional es infusionar el té de la manera habitual respetando los tiempos y temperaturas para cada tipo, dejarlo que se enfríe afuera de la heladera y cuando esté a temperatura ambiente meterlo.
Lo de dejarlo que se enfríe afuera tiene que ver con que si uno mete un líquido caliente a la heladera, los vapores van a condensar adentro de la misma, llegando a gotear sobre las otras cosas o congelarse en la parte de atrás.
Algunas personas incluso hacen hielo poniendo el té en la cubetera para después poner unos hielos en el vaso y completar con la misma infusión.
Generalmente cuando hago una jarra de té negro frío, le agrego limón en rodajas y hojas de menta unos 5 minutos antes de servirlo.

La otra manera no tan tradicional me la recomendó Tony (World of Tea y Chicago Tea Garden) y se llama infusión en frío o cold brewing en inglés. 
Las hojas se ponen en agua fría y se dejan reposar por mucho tiempo, siempre afuera de la heladera. Para té verde, tuve los mejores resultados usando sencha y bancha aproximadamente 10 horas. Para té negro, con 6 horas alcanza. De todas formas es recomendable ir probando después de las 3 horas (con el té negro) porque hay mucha gente a la que no le gusta tan fuerte.
Este método es ideal para las personas a las que no le gustan los tés astringentes, porque al usar bajas temperaturas (o directamente agua fría) los taninos no se van a expresar de la misma manera que con agua caliente, por lo que si bien el té va a tener un buen sabor, por ahi no va a tener tanto cuerpo.
Después de colarlo se puede hacer lo mismo que con el de la otra receta.

Recuerden que siempre que hagan un té con agua caliente y lo quieran más intenso se recomienda doblar la cantidad y no el tiempo. Más tiempo va a hacer que el té se vuelva mas astringente, no más intenso.

lunes, 26 de diciembre de 2011

1.


El té es una espera abierta:
en una taza caben tres mil mundos
y en un sorbo todo el mar.

El té es un acuerdo de silencio:
al compartirlo no somos dos,
pero cada cual guarda
su relaciòn incomunicable con él.

Me acerco al té como plegaria:
para limpiar de mí
lo innecesario.
No preguntes como aprovecharlo,
hay que disponerse
en actitud de servicio.